lunes, 25 de marzo de 2013

Semana Santa en la provincia de Cádiz.

Merece la pena venir a ver la Semana Santa de la provincia de Cádiz, porque se vive en todos y cada uno de sus rincones de una forma singular y tradicional al mismo tiempo. 


Desde el siglo XVI, esta manifestación religiosa ha generado esculturas, bordados, música, orfebrería, vestimentas y hasta un modo de llevar los pasos, que forman ya parte del patrimonio cultural más bello de la provincia. 

En una provincia con tanta historia –y 328 cofradías- la Semana Santa influye en muchas manifestaciones y en ella se refleja desde de la tardía conquista cristiana de Al-Andalus hasta la huida de Gibraltar pasando por la militarización de San Fernando, donde los marinos trasladan a las procesiones su sistema organizativo.


La de Jerez es una mezcla de patrimonio y devoción, destacando la del Mayor Dolor, una de las más antiguas de la provincia, fundada por zurradores, zapateros y curtidores en 1488. No hay que perderse el Prendimiento y la Amargura así como la de la Salud, Amor y Sacrificio, donde los nazarenos no llevan antifaz sino el antiguo capuz.


En Arcos, son muy particulares los armaos, cuadrillas de romanos que se remontan al siglo XVIII cuando salieron por primera vez acompañando a Jesús Atado a la Columna, o la imagen del Niño Jesús, traída desde Roma en 1764 que sale el Viernes Santo en una escenificación alegórica y premonitoria de su muerte en la cruz. 

En Sanlúcar de Barrameda es muy particular cargar los pasos al cincho y utilizar la chasca, un instrumento de madera semejante a una castañuela que se utilizar para reiniciar y parar la marcha.

La noche del Jueves es la que más público atrae y destacan las cofradías del Nazareno en Cádiz y San Fernando, así como la de Chiclana, cofradía que ha optado por recuperar la primitiva austeridad de la Semana Santa.


En Alcalá del Valle destaca el Domingo de Resurrección, caracterizado por el desfile de hornazos y la “Carrerita de San Juan”, en la que el Santo recorre a gran velocidad las calles del pueblo hasta encontrar a la Virgen para avisarle de la Resurrección de su hijo. En Torre Alháquime son mujeres quienes lo trasportan y cuando se produce el encuentro las imágenes bailan al compás de la música y de los aplausos del público. 

Destaca igualmente La Borriquita viviente de Alcalá de los Gazules en la que unos 80 niños vestidos como hebreos salen en procesión el domingo de Ramos.

En algunos pueblos como Vejer de la Frontera continúa vigente la antigua tradición de ofrecer a los penitentes “roscos” y “pan duro” (rebanadas de pan abizcochado con almendras y especias) tras la recogida de la procesión.

En San José del Valle destaca la representación teatral de la Pasión de Cristo y las salidas procesionales y en Benaocaz, el Viernes Santo tiene lugar la procesión de la Pasión, compuesta por siete pasos con gran tipismo en su recorrido. 

Es muy característica en San Roque la procesión del Encuentro del Jueves Santo en la que la Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno realizan distinto recorrido hasta encontrarse en la plaza de Andalucía hacia las once de la noche mientras que un sacerdote comenta desde un balcón el pasaje del santo encuentro entre Jesús y su madre. La Procesión Magna de esta ciudad constituye el Viernes Santo uno de los mayores reclamos turísticos.

En Tarifa es célebre el encuentro del Jueves Santo entre los pasos de la cofradía del Nazareno y se mantiene la antigua costumbre de los sermones públicos.



A mí la que más me gusta es la de San Fernando, declarada de interés turístico nacional. Tiene un estilo de carga propio y único, en el que el paso es cargado a hombros y cuello pero por debajo del del paso, sin que los cargadores se vean. Por sus calles se suceden sensaciones que incluyen las imágenes, el olor a incienso y cera, los adornos florales, las túnicas de los penitentes, los bordados artesanales o la orfebrería unido al perfume de azahar de los naranjos y al clavo de los roscos tradicionales.





Roscos de la pastelería "Victoria"

Pasear por las calles de las ciudades y los  pueblos de nuestra provincia es un derroche de placeres para los sentidos ¡No os lo perdáis!

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